Fue el creador de la "Teoría del Modelo Holográfico del Cerebro" premio Nobel de Física. Desde fines de la década del sesenta ha venido divulgando su pensamiento el que se ha complementado con las visiones de investigadores de la talla de David Bohm y Stanislav Grof, entre otros.
Pribram concluyó en sus estudios, que el universo es un holograma mientras trataba de solventar la cuestión de cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro.
Es tan común y nos lo encontramos hasta envolviendo caramelos y otras chucherías para niños, es, como saben los lectores, como una fotografía tridimensional, o más bien, como se dice hoy en día, un sistema óptico -sin lentes- de almacenamiento y recuperación de la información.
Su peculiaridad reside en que toda la imagen se encuentra en cualquier parte del soporte fotosensible -el análogo de la película fotográfica de y las fotos clásicas bidimensionales- de forma que si se parte una imagen por la mitad, en cada una de las dos mitades aparecerá la imagen original ¡entera! El fundamento teórico de esta maravilla es el concepto de patrón de interferencias.
La forma más accesible de visualizar este último concepto es la ofrecida por el panorama que se observa cuando se lanzan simultáneamente dos o más piedras sobre la superficie de un estanque en calma.
Cada una de las piedras produce ondas concéntricas que se desplazan hacia el borde del estanque; pues bien, el patrón geométrico resultante del choque entre sí de esas olas es un patrón de interferencias.
Cada una de las piedras produce ondas concéntricas que se desplazan hacia el borde del estanque; pues bien, el patrón geométrico resultante del choque entre sí de esas olas es un patrón de interferencias.
El Modelo Holográfico del Cerebro de Karl Pribram, según la cual a partir de las frecuencias vibratorias que entran a través de los canales sensoriales, el cerebro crea el espacio, el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma. Esto ha conducido a la conocida hipérbole de que los acontecimientos que definen la actividad cerebral están fuera del espacio-tiempo.
Ahora, enriqueciendo nuestro sedentario pensar lógico con una paradoja más a la que acostumbrarnos, se nos precisa que tenemos que alejarnos aún más del contexto bienpensante de las categorías espacio-temporales de referencia para adentrarnos resueltamente en el dominio siempre enigmático de la Mecánica Cuántica y de unas extrañas estructuras microtubulares del cerebro para llegar a comprender -algún día las claves de algo que está más allá del cerebro: la conciencia del siglo XXI.
1 comentario:
Muy bien. La entrada es correcta.
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